Cuando una película está en 212 cines de todo un país, hay algo que tiene para que este hecho se produzca. Y muchas veces, la mayoría, nada o poco tiene que ver con la calidad cinematográfica.
Hoy que ya no se hace cine, sino que se rueda en video la mayoría de las películas, podemos decir que el cine ya no es cine.
Pero fuera de ser pesimista diré que hay mucha gente con ganas e ideas que ofertan propuesta diferentes de cine, aunque sea grabado en video.
Aquí Alex no ha acertado, o mejor dicho, se ha acomodado. Conoce perfectamente la industria del cine y todos los vericuetos para conseguir financiación.
Soy consciente que ni al propio Alex, le gusta esta película. Le parece un desmán, y una cita más con su peli “anual”, para hacer caja y estar en el mundillo del cine.
Sabe muy bien rentabilizar sus fama y prestigio, que dosifica sin disimulo.
Las redes sociales y el apabullante poder de la publicidad hacen el resto. Sin menos preciar el reparto de actores que sirven de tirón.
Y hablemos de estos, porque a ninguno le sabe sacar lo mejor de sus dotes interpretativas, y salvo Areces, los demás cumplen con un suficiente.
Eso sí, Alex, sabe planificar perfectamente lo que significa un rodaje y optimiza al máximo cada una de las sesiones de trabajo, para que no se le vaya el mínimo, imprevisto.
Te ríes con chistes fáciles y bromas tontas, que no demuestran inteligencia. Me atrevería a decir que es una peli, más pensada en la tele, que en los cines y una oportunidad perdida para que Alex haya podido aprovechado a Raphael, (al que tanto admira) para hacer una historia más ingeniosa y con un lenguaje más cinematográfico y menos televisivo. Una pena.
¿Sera en la próxima?
JabierCalle