Lo bueno de trabajar en lo que a uno le gusta, además de tener más posibilidades de ser feliz, es que el trabajo, no se convierte en trabajo. Pasa a ser un disfrute que bien dosificado, resulta más productivo. Aunque bien es cierto que desde hace mucho tiempo estamos defendiendo la idea que trabajar más de ocho horas, puede ser improductivo.
Aclarando que una cosa, es trabajar ocho horas y otra, permanecer en el puesto de trabajo el mismo tiempo. En si, el trabajo además de dignificar, desarrolla y hacer crecer a la persona con la satisfacción de hacer cosas, de construir, de resolver retos.
Creo desde mi osadía, que quienes no vean el trabajo como una manera de desarrollo personal, de crecimiento y devolución al entorno en el que vivimos de nuestro ser, pocas posibilidades tienen de ser felices y de hacer feliz a nadie.