Manolo, quiero ser mar, pero solo consigo espuma…
Estoy llorando y pese a que estoy delante de gente y de cara al público, no puedo parar de llorar de manera desconsolada. Y no me importa expresar abiertamente mis sentimientos…. La culpa la tiene Manolo Tena.
Él que tantas veces me hizo llorar de emoción, el que tantas veces me hizo cantar con pasión, él se ha ido. Se ha ido cuando estaba consiguiendo salir de esa letal enfermedad que no es otra que la adicción. Nos deja cientos de canciones que fácilmente podemos apropiarnos de ellas, por la expresividad de cosas cotidianas, por la sencillez en la narración de lo que un ser humano, sea hombre o mujer siente.
Ahora las lágrimas, ya no pueden manchar los papeles, ni entremezclarse con la tinta del BIC que el utilizaba. El ordenador, nos ha dado ese “Frio” que al él le hacía arder.
Y con algún sollozo descontrolado, me siento también un extraño en ese paraíso que la vida nos promete y pocos consiguen acomodarse.
Manolo inquieto y sencillo, humilde y modesto, reservado y afable ha subido a los cielos para reunirse con sus Antonios, Enrique y Jesús.
Dice Rosario, que hay gentes que son más de cielo que de tierra, y Manolo a ascendió al paraíso que tanto cantó. Y solo morirá, como dice su hermano Rafa, si nos olvidamos de él.
Quizás por eso escriba estas palabras, para congelar los cálidos sentimientos de Manolo Tena, mientras una lágrima más, emborrona mi teclado y siento el vivo latir de su corazón. A veces quiero, que nunca se acaba la noche.
JabierCalle